Si la diferencia es la base de todo reconocimiento y de toda base identitaria, entonces, la pregunta que surge desde un comienzo es: ¿quién eres tú?
(Entre líneas, ¿quién soy yo?)
Analicemos un villancico hartamente escuchado. Vale la pena aclarar que todos los villancicos (la lista la colocaremos a continuación) ¡son españoles! Todos evocan la tradición española, y ninguno la latinoamericana.
un niño, santo
que ha de ser la gloria
de nuestros llantos
Angelito de ojos tristes
color caoba
dime por que lloras y si es por mi, y si es por mi
Y yo haré,
que tu casa parezca un sol
y yo haré, y yo haré
que te sientas feliz
El niño se ha puesto triste
porque será
ha descubierto
el mundo y su maldad
Yo te quisiera alegrar
poner contento
cambiar tus penas
en un momento
Y yo haré,
que tu casa parezca un sol
y yo haré, y yo haré
que te sientas feliz
La letra de esta canción navideña nos permite interpretar un punto en común entre los ideales morales de la Edad Media y los actuales y por lo mismo, nos da pie a reflexionar un poco sobre como estos ideales perviven y conviven con nosotros.
Por entonces se entendían que ambos paradigmas: belleza y bondad, eran equivalentes o complementarios necesariamente. Claro, la religión tenía que ver en esto. Me explico: la belleza dependía de la intervención de Dios, como consecuencia del auge del cristianismo, todo lo bello era creación divina. La fe y la moralidad cristinas pusieron un recato en las vestimentas y la práctica desaparición del maquillaje, se consideraba contrario a la moral cristiana en cuanto que desfiguraba lo que Dios había creado. La mujer medieval muestra blancura en la piel, cabellera rubia y larga, ojos, nariz y labios pequeños, caderas estrechas, senos pequeños y firmes. La blancura de la piel era un signo importante ya que era el indicador de pureza de la mujer, los cuerpos se esquematizan para quitarles cualquier matiz de sexualidad. Incluso, los anaqueles estaban repletos de peines y de espejos, de polveras, limas y tijeras para las uñas, de pinzas para depilar pestañas y cejas, de algodón y de plumas para maquillarse los labios, de goma adragante y de azúcar de cebada fundido. Para las pelucas se utilizaban los pelos de los muertos.
Los tratados de medicina explican que el vello es la condensación de los vapores groseros, y que el exceso de humedad femenina que no se vierte naturalmente se transforma en espuma que es preciso eliminar. Se procede a la depilación con ayuda de tiras de tela impregnadas de resina, se destruyen los bulbos pilosos con agujas al rojo, y se emplean también horribles depilatorios.
Los tratados de medicina explican que el vello es la condensación de los vapores groseros, y que el exceso de humedad femenina que no se vierte naturalmente se transforma en espuma que es preciso eliminar. Se procede a la depilación con ayuda de tiras de tela impregnadas de resina, se destruyen los bulbos pilosos con agujas al rojo, y se emplean también horribles depilatorios.
En este villancico el niño es rubio. No es negro, quien es color caoba es el que llora. El que no está feliz. Es decir, El niño (hombre, también, evidentemente, el hijo de Dios, el salvador) es rubio, santo (limpio, blanco, impoluto) y puede hacer que tu espacio se PAREZCA a un sol, a algo igualmente luminoso y limpio. Antiguamente se decía que la luz era el intelecto, el conocimiento, aquello que te guiaba en la oscuridad de la ignorancia, (Et lux in tenebris lucet -- PUCP) En todo caso, todos preferimos la luz porque podemos ver las cosas, en la oscuridad dependemos de nuestros demás sentidos que no nos permiten completar la percepción espacio-temporal de los contextos y circunstancias.
Este villancico muestra dos paradigmas aparentemente conciliados. El niño salvador es rubio y es santo. Evidentemente, si es rubio, no puede tener pecado alguno, por eso es blanco, por eso representa lo "fair" lo justo, como la dama medieval, ella o el –los salvadores- , no pueden ser "sucios" –oscuros, pecaminosos- (incluso los incas pensaban que los hijos de su dios debía de ser rubio y blanco, de ahí que los españoles la tuvieran un poco fácil cuando llegasen a "conquistar" las "indias") u oscuros. El lleva a la gloria al otro que llora y que está lleno de pérdidas. ¿Pasa eso con los niños DIFERENTES que promueve Ripley? Hay niños de todos los colores (negros, blancos, pelirrojos, asiáticos, latinoamericanos, es decir, por un lado ¿la infancia no tiene discriminación? O quizás por otro lado, la infancia marca esta diferencia de modo sutil y nos dice "hay de todo para todos" o sea, todos somos diferentes y necesitamos diferentes cosas, diferentes precios, diferentes colores, pero todo lo tiene Ripley!, es decir el mensaje aquí es claramente económico, aunque claro, uno lo entiende como igualdad, uno quiere ser como los que están expuestos en vitrinas que son como "nosotros", la técnica de atraer un público más abierto con una campaña de niños de todo el mundo es altamente efectiva, sobre todo en un país altamente racista como el nuestro. La verdad, la bondad, la belleza muestra lo "fair", en aquel que es blanco y hermoso, el otro debe estar esperando que éste lo recuerde y lo "salve".
De hecho, en el mundo los sujetos que NO son subalternos finalmente son aquellos que son hombres, blancos, heterosexuales, con trabajo y si eres adolescente, negra o latina, lesbiana, analfabeta posiblemente no tengas la misma oportunidad de resaltar como lo haría otra de tu edad sin esas características si no más bien con las opuestas.
La belleza traía consigo la bondad. Es decir, si eras una mujer bella, eras buena, y también, otro ingrediente importante, tu nombre debía demostrarlo. Por ello los padres tenían que tener cuidado a la hora de colocar un nombre, ya que con él, estaban definiendo tu futuro. Si eras hermosa no podías llamarte de una forma que no significara lo trascendente de tu belleza. Así, por ejemplo, vemos a Beatriz (Beatrice—"la que guía hacia el bien"), la mujer de la que se enamoró Dante y por la cual todos de una u otra forma acababan en algún lugar del infierno o del purgatorio. Ella era hermosa y su nombre era coherente con su bondad y belleza. Quiero decir, si eres fea, no puedes ser buena. Esta categoría moral unida a una representación fisica nos hace pensar en que debías ser blanca, de cabello claro, de rasgos agraciados para representar en tu cuerpo, tu alma.